Una muy superior Croacia aventajó en la noche de Nizhny Novgorod a Argentina por tres goles a cero, poniendo a los dirigidos por Jorge Sampaoli en una situación muy comprometida, casi al borde de la eliminación que es a esta altura una formalidad.

Y si bien matemáticamente el equipo argentino puede llegar a su último encuentro ante Nigeria con posibilidades de acceder a octavos de final, la realidad es que parece en vano que eso suceda. Es un equipo que no ha mejorado ni ha evolucionado desde la tumultuosa fase eliminatoria que sorteó con mucha suerte gracias a la brillantez de Messi en el partido ante Ecuador.

Esto no se limita a una cuestión futbolística solamente sino también a aspectos anímicos y psicológicos que hay que abordar. Así como Messi no parecía Messi al errar un penal ante Islandia, antes del partido de hoy se lo veía tenso, preocupado, como si realmente sintiera el peso de toda una nación y de sus compañeros en sus hombros. 

Así comenzó el partido, con una Argentina que tenía una formación extraña que fue aprovechada por Croacia que atacaba por el costado de Salvio que perdía los mano a mano con los extremos croatas. Sampaoli logró acomodar un poco el juego argentino que comenzó a atacar con fuerza presionando la salida de su rival y aprovechando los espacios, de esta manera llegó la mas clara de Argentina, un remate de Enzo Pérez que besó el poste teniendo el arco vacío.

El segundo tiempo fue un trámite muy diferente: sintiendo la responsabilidad, Messi no apareció, parecía perdido en la cancha y Croacia comenzó a hacerle pagar los errores a los albicelestes: primero, un horrendo despeje con los pies de Caballero le regaló el primer gol a Rébic que la empalmó de volea y la clavó en un ángulo.

Messi y compañía se adelantaron en el campo y trato de atacar en números con el ingreso de Pavón e Higuaín. Croacia generaba juego con paciencia y con una gran definición de Modric llegó el segundo, un remate al palo izquierdo de Caballero que nada pudo hacer.

Con la obligación de tratar de al menos convertir un gol, Argentina dejó huecos enormes en defensa que Croacia terminó de capitalizar con una gran contra para que Rakitic definiera con el arco a su disposición y decretara el marcador definitivo.

La desazón de Enzo Perez. Foto: Getty

Argentina es un enfermo terminal esperando que lo desconecten. Argentina no tiene recursos de ningún tipo que le permitan siquiera pensar en una posible clasificación. Sin embargo, este deporte sabe de milagros, y el primero que debe ocurrir es mañana, entre Islandia y Nigeria.

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